El patio de Llanos Campos Martínez y Sulpicio Molina


¡Afuera!


Por Alicia Martin

Desde la época colonial pasando por nuestra infancia en el colegio y atravesando conventillos, el patio fue -y es- el ámbito de los encuentros felices, las serenatas, las peleas de vecinos, los juegos infantiles, los cumpleaños, los actos patrios y los chismeríos.

Ámbito de preferencia rectangular con alma geométrica y disposición contemplativa aguanta estoico los vaivenes de la naturaleza y las pasiones humanas.



En este caso particular, un espacio en el Cultivarte que contiene una escenografía simple, bien distribuida, con un fondo natural de plantas y un árbol por el que circula una figura femenina manida de una enorme regadera verde; dos entradas que simulan el ingreso a diferentes departamentos y en el centro, el susodicho patio con mesa, sillas y muchas macetas que requieren constante agua.

La iluminación es fundamental en este drama de carácter intimista, para dar realce a las emociones demasiado contenidas y afirmar las actitudes reprimidas. Las luces marcan las entradas y salidas, las expresiones femeninas y la introspección de ambas mujeres.

Sin figura masculina presente, la voz en off de Antonio Birabent azota con su desgano, su desprecio, su premura y su sorna los pasos de vida de su joven esposa y más tierno hijo.

La experiencia no es un bien hereditario ni sus implicaciones un hecho reconocido por quien no puede o no quiere aceptar sus consecuencias.

Un hilo narrador que tiene en su centro una rata con nombre de mujer célebre, una tal Eulalia Arce que a fuerza de voluntad y coraje consiguió dar vuelta su situación de vida. Y su alma, como encarnada en ese roedor astuto que buscando acojo y comida se gana una oportunidad de seguir con vida.

Dos mujeres. Una generación o más las separa. Una sin madre presente que ansía por su protección y cariño. Otra, con su maternidad frustrada en alas de una pasión desenfrenada y un secreto guardado a siete llaves. Las dos buscando consuelo y fortaleza para superar los embates y las necesidades empañados por el espejismo del sexo.

Con lentitud, sentimientos contenidos, pocas palabras y muchas cosas que no se dicen, el desenlace se va acercando a un clímax que más favorece a la experiencia que a la juventud, cegada por su propio miedo de no reconocer el error y el fracaso originados por una decisión arbitraria.

Un tema complejo y agudo como el de la violencia doméstica. La consabida submisión con el pretexto de la felicidad de los hijos, la continúa negativa a aceptar la dura realidad de una relación humillante y el hecho de no querer escuchar a los que tratan de hacernos comprender nuestra equivocación.

La acción transcurre lenta, morosa, los diálogos son algo estereotipados y algunas frases nos traen a la memoria reminiscencias harto conocidas. Las actrices nos crean la expectativa, nunca cumplida, de que la cosa va a explotar. Pero se quedan en eso.

Una temática actual que exige un trabajo más profundo y comprometido.

Ficha técnico-artística
Actores: Susana Falcone y Cecilia Milsztein
Voz en off: Antonio Birabent
Diseño y realización de Escenografía: María Paula Lipovsek
Prensa: Gaby Carlson
Luces y sonidos: Gastón Calvi
Grabación voz en off: jandosasso@hotmail.com
Efectos de sonido: licuadodetornillos@hotmail.com
Diseño gráfico: Matpec.com
Fotografía: Maximiliano Lichy
Dirección: Verónica Edye
Galería de Fotos: Elisa Mottini
Obra Premiada por: Fundación Avon Mujer Solidaria Año 2009

Dirección:

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Ariana Pérez Artaso
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